jueves, 26 de junio de 2014

La Leyenda del Hilo Rojo del Destino


Hace mucho mucho tiempo había un emperador en Japon que se enteró que en una de las provincias de su reino vivía una bruja que tenía el poder de ver el hilo rojo del destino.
La mando llamar y le ordenó que buscará el otro extremo del hilo rojo que llevaba atado a su meñique, pues quería ver quién sería su esposa. La bruja tiró y tiró y la búsqueda los llevo hasta un mercado donde estaba una pobre campesina con una niñita muy pequeña en brazos. La bruja llegó hasta donde la campesina y le ordenó al emperador que se acercase, entonces le dijo: " este es tu destino"; el emperador se enfureció porque pensó que la bruja se estaba burlando de él y empujó a la campesina que cayó con la niña al suelo, haciéndose esta un gran herida en la frente. A continuación, ordeno a los guardias que cortaran la cabeza a la bruja.
Pasaron muchos años y llegó el momento en que el emperador debía desposarse y su corte le recomendó que lo hiciese con la hija de un general muy poderoso. Aceptó y llegó el día de la boda. La novia llegó muy bien vestida y con la cara tapada por un velo. Al levantarle el velo el emperador vió que tenia una cicatriz en la frente muy peculiar...



Los japoneses tienen la creencia de que las personas predestinadas a conocerse se encuentran unidas por un hilo rojo atado al dedo meñique. Es invisible y permanece atado a estas dos personas a pesar del tiempo, del lugar, de las circunstancias... el hilo puede tensarse o enredarse pero nunca romperse.
Esta leyenda surge al descubrirse que la arteria ulnar conecta el corazón con el dedo meñique. Al estar unidos por esa arteria se comenzó a decir que los hilos rojos del destino unían los meñiques con los corazones; es decir, simbolizan el interés compartido y la unión de sentimientos.


Todas las leyendas tienen un poso de verdad... verdad es que la vida nos pone en nuestro camino a personas que cambian completamente nuestro destino; algunas se quedan, otras se van, otras nos marcan... a algunas volveremos a cruzarnoslas en nuestro camino, otras jamás las volveremos a ver... pero quizá sea verdad que el hilo rojo nunca se rompe y de una manera u otra, unos y otros han dejado una huella en su paso...

Dedicado a todos los que se cruzan en mi camino para bien y para mal; porque todos tienen su papel.



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